¿Sabías que todo estos pueden ser factores de riesgo que aumentan la predisposición a que un niño sea picky?
• Predisposición genética - variaciones en los genes que gobiernan el sabor y que permiten que algunos niños acepten con más facilidad los sabores amargos y ácidos o tengan mayor preferencia por sabores dulces y salados.
• Dificultades durante la introducción a alimentos sólidos - dificultades para succionar, vómito frecuente, reflujo, problemas sensoriales (no tolerar ensuciarse) y motrices (falta de coordinación ojo-mano, dificultad para tomar los alimentos, problemas de masticación y/o deglución).
• Niños que nacieron prematuros o de bajo peso.
• Ausencia de lactancia materna.
• Introducción tardía a alimentos sólidos (más de 9 meses).
• Técnica incorrecta de alimentación complementaria; no dejarlos auto-alimentarse.
• Poca variedad en alimentos, texturas y preparaciones en sus primeros años de vida, así como la ausencia de progresión en éstos para llegar a la dieta familiar.
• No exponerlos a probar constantemente alimentos nuevos.
• Poca estructura en la alimentación - falta de rutina, horarios y reglas sociales en la mesa.
• Hábitos de alimentación insanos en familiares cercanos (papás y abuelos).
• Antecedentes maternos de ansiedad, historia de dietas y problemas con la imagen corporal.
Ser un Picky eater (melindroso) va más allá de no gustarles ciertos alimentos. Generalmente esta asociado a problemas sensoriales o motores que impiden que los niños disfruten como cualquier otro el momento de comer.
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